Eric Berne observó que todas las personas a las que acompañaba en su proceso de terapia psicológica actuaban siguiendo lo que él denominó un “guión de vida”, que es como el argumento prestablecido de una obra dramática que la persona se siente obligada a representar, independientemente de si se identifica o no con su personaje. Y es que cuando uno está representando un guión lo que está haciendo es actuar según la definición del personaje que ha sido escrita por otro..."
Como educadores debemos hacernos conscientes de este libreto impuesto, de estos mandatos familiares, y sociales para no trasladar al aula en forma inconsciente nuestras heridas no resueltas.
Paralelamente al desempeño de nuestra actividad educativa, debemos pedir ayuda terapéutica para aprender a construir nuestro sanador interior, ese aspecto sano de nosotros que escribirá un nuevo libreto, acorde a nuestro llamado interior y a aquello que suma felicidad a nuestra vida.
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