
Y CÓMO HAGO PARA CAMBIAR LO QUE PIENSO?...
de Mariel Tiberio, Profesora del Instituto Red Sanar.
¿Y cómo hago para cambiar lo que siento?
Con un gestito que va de la frente al cuello los pacientes suelen decirme… sí Mariel!, yo lo entiendo, pero de acá a acá… pero no sé cómo se hace para cambiar la cabeza y la emoción, yo me doy cuenta de que lo que pienso me hace daño, o que no está bien lo que estoy pensando, pero no sé cómo cambiarlo para tranquilizarme.
Y de corazón los entiendo!! Recuerdo haber sentido lo mismo en muchas ocasiones en frente del terapeuta, con un sabor amargo de que: o la terapia no funciona o yo soy un desastre que vino con la cabeza y el corazón desconectado!!...
Pero luego, con el tiempo uno no sabe cómo, pero los cambios aparecen y meses después uno se encuentra repitiendo frases impensadas en otro momento, o actuando y sintiendo de otra manera.
¿Cómo se hace?
Yo les pregunto: ¿cómo se hizo desde Galileo hasta la actualidad para convencer al mundo entero de que la Tierra gira alrededor del sol y no al revés? Porque lo más curioso es que a simple vista, lo más creíble es que el sol gira alrededor de la Tierra y es intuitivo pensarlo así ¿o no? (como muchas veces nos pasa con las creencias), sin embargo, con constancia y solidez de argumentos se logró que en la actualidad pensemos lo contrario.
Frente a la ansiedad de mejorar, las personas suelen preguntar una y otra vez lo mismo, ¿cómo hago para pensar distinto? Es lo que siento… que queres que haga?? ¿Me tengo que mentir?!!?
Entonces… He aquí mi explicación sobre cómo hacemos para que la reestructuración cognitiva llegue al corazón y no sólo a la cabeza:
Las ideas forman parte de un entramado, son como los nudos de una enorme red donde unas sostienen a las otras… esas ideas se forjan poco apoco de acuerdo a cosas que nos enseñaron en el pasado, experiencias previas, la cultura donde nacimos, el temperamento, etc.
Todo guarda una lógica y por ende, para que una idea encaje, otras tienen que hacerle lugar. Por lo tanto para que una idea y una forma de ver el mundo sea cambiada, hay que tener paciencia porque hay que ir desarmando toda la red y por supuesto, ello toma tiempo.
Así de fácil y así de difícil! Primero hay que estar dispuestos a discutir lo que pensamos, saber de antemano que nada cuenta con el beneficio del 100% de certeza. Animarnos a observar y aceptar el cambio. Luego se requiere tiempo, paciencia, constancia y solidez de argumentos!
Cuando las ideas nuevas ya se asentaron y lograron naturalizarse, ya no provocan conflictos emocionales como al principio... todo vuelve a alinearse y ahí nos damos cuenta de que todo cambió.
¿ Y mientras tanto?...
No hay soluciones mágicas. Mientras, no queda otra que ir actuando en contra de lo que nuestra cabeza nos dice, aunque sintamos que nos estamos mintiendo, tratar de ser flexibles y abiertos a nuevas formas de pensar, porque ello nos puede ahorrar un poco de tiempo en el camino.
A veces el peor enemigo de las ideas saludables, son las ideas rígidas previas! Los niños son tan permeables al aprendizaje porque su cabeza está abierta!! Es tan creíble que un ratón se lleve un diente y deje dinero, como que Colon descubrió América… luego es el tiempo el que afianza esas ideas, las naturaliza, se dejan de discutir y zaz! las vuelve cada vez más difíciles de erradicar.
Obviamente, la idea no es volverse totalmente permeable e inocente frente a cualquier idea nueva porque por supuesto eso sería contraproducente, sino que dejemos que nuestro sistema lógico nos vaya guiando bajo la suposición previa de que tal vez, podemos reemplazar nuestros pensamientos por otros, en caso de que sea adecuado o funcional, y en el camino volvernos cada vez más conscientes de las ideas que nos repetimos y aceptamos, porque ello va a influir en como nos vamos a sentir luego.
Créanme, si se concentran en el proceso, simplemente se van a encontrar con el resultado.
Éxitos en sus procesos!!
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