En el prólogo de su libro CUENTOS SANADORES, el Padre Mateo Bautista nos dice que "el cuento introduce en lo divino y en lo humano, penetra suavemente en la mente y en el corazón, promueve ideales y valores, estimula las sanas relaciones interpersonales, critica con gracia las debilidades humanas para enmendarlas, esparce buen humor y distensión, e invita a grandes y chicos a compartir, en comunidad su valioso mensaje.
El cuento nunca enfrenta, siempre confronta empáticamente y así, casi por descontado, engatusa con su enseñanza que aceptamos de buen gusto y de ánimo alegre."

Es increíble como al contar un cuento en los talleres, se genera otro clima, el cuento permite a las personas conectarse con sus emociones màs profundas y descubrir que no todas son dolorosas.

Cuando el cuento comienza a volar, cada cual toma de él lo que necesita, lo lleva a ese rincón del alma que necesita sanar. Por eso, un mismo cuento puede dejar distintos mensajes a cada ser y es por esto precisamente que al terminar de narrarlo no es necesario que el que lo hizo explicite una moraleja o el mensaje que quiso dejar con ese cuento.

Cuando el cuento termina, no termina, queda latiendo en cada persona que lo recibió y comienza a transitar por su alma.
Los cuentos sanan.
Patricia Rabadá.