EL SINDROME DEL IMPOSTOR Y LA BAJA AUTOESTIMA
La autoestima es un estuario caudaloso, turbulento, con cambiantes mareas. Así como el Paraná desemboca en el Río de la Plata…..los ríos que desembocan en la autoestima son la infancia, las realizaciones, la trama de relaciones significativas, pero también los proyectos (individuales y colectivos) que desde el futuro hacen posible el presente.
La autoestima actúa como termostato emocional modulando el impacto de las emociones negativas, evitando que se extiendan al resto de la vida. Actúa como el sistema inmunológico del psiquismo, proporcionándonos resistencia, fortaleza y capacidad de recuperación Se manifiesta a través de los sentimientos, los pensamientos y la acción: influye en nuestras relaciones sociales y proyectos.
Nadie carece de ideas acerca de sí mismo y de su valor: ¿Quién soy? ¿Cuáles son mis cualidades? ¿Cuáles mis talones de Aquiles? ¿De qué soy capaz? ¿Cuáles son mis éxitos y mis fracasos, mis habilidades y mis limitaciones? ¿Cuánto valgo para mí y para la gente que me importa? ¿Merezco el afecto, el amor y respeto de los demás o siento que no puedo ser querido, valorado y amado? ¿Siento una brecha enorme entre lo que quisiera ser y lo que creo que soy? ¿Qué puedo hacer por mi mismo? ¿Lucho o me dejo estar?
La admiración de los demás no crea nuestra autoestima, ni tampoco la erudición, la pareja o la maternidad, ni las posesiones materiales, las conquistas sexuales o la cirugía estética. Una baja autoestima nos torna vulnerables ante los problemas de la vida. Si no creemos en nosotros mismos, en nuestra eficacia, ni en nuestra capacidad de ser amados, el mundo es un lugar aterrador. Conseguir el éxito sin lograr una autoestima equilibrada es condenarse a sentirse como un impostor y a sufrir esperando que la verdad salga a la luz.
El síndrome del impostor puede ser crónico en sujetos con baja autoestima que suelen pensar que no están a la altura del reconocimiento logrado. Su temor a engañarse o engañar a los demás los expone a la vivencia de impostura que transforma los aplausos en dudas constantes acerca del mérito real. Son indecisos por temor a equivocarse. Con el pretexto de desensillar hasta que aclare (prudencia), terminan montando poco y nada el caballo (pusilanimidad).
No te voy a dejar sin darte una puerta de salida: esa puerta es la VERACIDAD, ser honesto con uno mismo y con los otros, tener una autoestima sana, un proyecto vital. Claro que no es de un día para el otro. El AFRONTAR con verdad se construye con las herramientas que nos dá el psicoeducarnos. La Red Sanar ofrece tanto el trabajo grupal como individual....toma tiempo.....PERO UN FUTURO VENTUROSO SE FORJA CADA DÍA CON NUESTRAS PEQUEÑAS ACCIONES EN EL PRESENTE QUE VAN EN ESE CAMINO......POR ESO TODOS SOMOS CAMINANTES....

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