Cuando compruebes el grado de adquisición de los conocimientos por parte de los alumnos también es importante que lo hagas desde las inteligencias múltiples. En ocasiones el fracaso escolar está muy relacionado con la forma de enseñar y la forma de evaluar, que no siempre se adecuan a las necesidades de cada niño, y aplicando la teoría de las inteligencias múltiples puedes solventar este problema de enfoque. Para ello, tanto en el proceso de aprendizaje como en la evaluación debes proponer diversos tipos de actividades, ejercicios, pruebas, intercambios de opiniones y evaluaciones para que los alumnos dispongan de múltiples oportunidades y enfoques para aprender y para demostrar lo aprendido.

La evaluación debe ser diaria y continua, incluir la interacción y el feedback del alumno dentro y fuera del aula siempre que sea posible y combinar esta información del propio alumno (por ejemplo, con la autoevaluación) con los datos recogidos por el docente. Las rúbricas, por ejemplo, pueden ser un buen instrumento para ello. Atendiendo a los resultados obtenidos puedes detectar posibles problemas y, si es necesario, modificar las estrategias utilizadas. 

Texto: AULAPLANETA