EL TRASTORNO DE LA DISPUTA (texto subido por Fernando Rodriguez de la Madrid.

Introducción: ¿Porque subo este texto? He tenido la experiencia de participar en foros de discución respecto de algún libro y lo que observaba eran los comentarios interminables buscando rebatir el argumento del otro, buscando pruebas, justificando, atacando, defendiendo con argumentos aparentemente razonables.
Internamente yo sentía la COMPULSIÓN por contestar rápidamente....tomé conciencia de ello....respiré....NO HAY NADA QUE DEFENDER....NO HAY NADA QUE DEMOSTRAR....NO HAY NADA QUE TENGA QUE CAMBIAR EN EL OTRO....(Silvia M. Leonardi)

TEXTO
En una discusión muchas veces no se pretende llegar a una verdad (ad rem o ad hominem) sino tener razón, o mejor dicho que nos den la razón (amamos más la buena reputación que la buena conciencia). De aquí se desprende la innata vanidad de los hombres y la falta de probidad moral que acontece a diario: se quiere triunfar en toda disputa dialéctica, a toda costa; sea por medios lícitos o ilícitos.
Se usa todo tipo de artilugio para cosechar el triunfo y para eso nada mejor que destruir la tesis del adversario: llevar la discusión a la generalización, buscar cuestiones de definición, cambiar de tema, exagerar, reducir las expresiones, hacer encolerizar al adversario para que pierda los estribos y sacar provecho de eso, relativizar cuando se trata de cuestiones objetivas, buscar la aprobación del público con una gracia, etc.
He aquí el patrón de conducta fundamental que engendrará al político exitoso.
Así habla Sócrates en su renacimiento.