Yo realmente no había planeado hacer un viaje en esta época del año, y sin embargo me encontré a mi misma haciendo maletas con bastante prisa.
Este viaje iba a ser desagradable, y yo lo sabía de antemano que no saldría de el ningún bien. Estoy hablando de mi anual “viaje a la culpa”.
Saqué boletos para volar allí con la compañía aérea DESEARIA HABER.
Era un viaje extremadamente corto. Agarré mi equipaje, que no pude facturar. Escogí llevarlo yo misma durante todo el camino.
Me sentía pesada, con miles de recuerdos de lo que podría haber sido.
Nadie me saludó cuando entré a la terminal del Aeropuerto Internacional Ciudad del Lamento. Digo Internacional porque personas de todo el mundo llegan a esta deprimente ciudad.
Cuando me registré en el Hotel Ultimo Refugio observé que estaban realizando el evento más importante del año: la Fiesta Anual de La Compasión.
Yo no iba a perderme esa gran ocasión social. Muchos de los principales ciudadanos de ese lugar estarían allí.
En primer lugar, estaría la familia HECHO; ya sabes, Debería Haber Hecho, Habría Hecho y Podría Haber Hecho.
Luego llegaría la familia HUBIERA. Probablemente conozcas al viejo Hubiera Hecho y su clan.
Desde Luego, las Oportunidades Pasadas y Perdidas estarían también presentes.
La mayor familia sería los AYER. Hay demasiados para poder contarlos, pero cada uno tendría una triste historia que compartir.
Luego, los Sueños Deshechos seguramente harían su aparición.
Y Es Su Culpa nos regalaría historias (excusas) sobre como las cosas fallaron en su vida.
Cada historia sería muy aplaudida por No Me Culpes y No Pude Evitarlo.
Bien, para no alargar la historia, fui a esa deprimente fiesta sabiendo que no habría ningún beneficio real al hacerlo. Y, como siempre, me deprimí mucho.
Pero cuando pensé en todas las historias de fracasos traídas desde el pasado, se me ocurrió que el resto de este viaje y las subsiguientes “fiestas de compasión” ¡podrían ser canceladas por MI!
Comencé a comprender de verdad que ya no tenía por qué estar allí. No tenía por qué estar deprimida.
Una cosa seguía pasando por mi mente: NO PUEDO CAMBIAR EL AYER, PERO SI TENGO EL PODER DE HACER DEL DIA DE HOY UN DIA MARAVILLOSO.
Puedo ser feliz, alegre, satisfecha, alentada y también ser alentadora.
Sabiendo esto, abandoné la Ciudad del Lamento de inmediato y no dejé dirección alguna.
Si estás planeando un viaje de regreso a la Ciudad del Lamento, por favor cancela en este momento todas tus reservaciones.
En cambio, haz un viaje a Comenzar de Nuevo.
Me gustó tanto que ahora he hecho allí mi residencia permanente.
Mis vecinos, los Me Perdono a mí Mismo y los Nuevos Comienzo, ayudan mucho.
A propósito, no tienes por qué llevar arrastrando equipaje pesado, porque la carga te la quitan de los hombros al llegar.
Dios te bendiga al encontrar esta estupenda ciudad. Si puedes encontrarla –Está en tu propio corazón- por favor búscame.
Yo vivo en la calle PUEDO HACERLO
SILVIA M. LEONARDI
silviam_leonardi@hotmail.c
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